
El libro

Paloma ¡Hay que seguir volando!
La memoria hace a las raíces e identidad de los pueblos. Ningún ser humano y sociedad puede prescindir de ella.
…Memoria que no es para quedarse en el pasado, sino que esa memoria nos ayude a iluminar el presente y ver cómo podemos construir una vida más justa y humana para todos.
La otra cosa que encontré en tu Paloma y la Paloma de todos, es la pasión de ahondar y penetrar en los valores que hacen a la vida y convivencia y fundamentalmente ese lenguaje directo a los jóvenes que les permita reflexionar y sentir que la vida es esperanza, a pesar de todo.
Te envío el fraterno abrazo de Paz y Bienestar.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
La palabra simple y directa de Adriana Strupp en las páginas de su libro «Paloma. Hay que seguir volando» contribuye a echar luz sobre nuestra siniestra historia reciente, apuntando a los jóvenes que seguramente se identificaron con los protagonistas sobre todo Lucía y Blanca.
En sus páginas el libro describe desde la ficción realidades durísimas y ternuras idealistas y humanas…
Este libro da ilusión, esperanza y sentido a una lucha ya que, y de esto sabemos mucho las Abuelas de Plaza de Mayo, el enlace generacional, la herencia genética, la voz de sangre que surge de Lucía es la que se descubre en los nietos que hemos conseguido salvar… al devolverles su identidad y su historia familiar.»
Estela B. de Carlotto
Presidenta Abuelas de Plaza de Mayo
ESTELA B. de CARLOTTO
Presidenta Abuelas de Plaza de Mayo
ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL
Premio Nobel de la Paz
Buenos Aires, 3 de Noviembre 1996
Estimada Adriana:
La memoria hace a las raíces e identidad de los pueblos.
Ningún ser humano y sociedad puede prescindir de ella.
Te expresé cuando nos encontramos que trataría de leer tu libro y hacerte algún comentario sobre su contenido. Debo confesarte que lo comencé casi como una obligación de un compromiso, pero a medida que avanzaba en su lectura y con ese lenguaje claro y simple de llegar a la mente y el corazón de quien se atreve a zambullirse en «Paloma, hay que seguir volando» muchas cosas comenzaron a volver a mi mente y corazón. Esas vivencias que nunca estuvieron ausentes y vi reflejado en tu libro esa realidad que aún golpea a la mente y corazón de todo el pueblo.
Vi a esos H.I.J.O.S. que hoy transitan esa realidad que expresas y que hacen a sus vidas y memoria
A ese pueblo que camina a los sobresaltos, entre angustias y esperanzas y ese redescubrimiento de si mismos. Memoria que no es para quedarse en el pasado, sino que esa memoria nos ayude a iluminar el presente y ver cómo podemos construir una vida mas justa y humana para todos.
La otra cosa que encontré en tu Paloma y la Paloma de todos, es la pasión de ahondar y penetrar en los valores que hacen a la vida y convivencia y fundamentalmente ese lenguaje directo a los jóvenes que les permita reflexionar y sentir que la vida es esperanza, a pesar de todo.
Te envío el fraterno abrazo de Paz y Bienestar.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
Nuestra historia, la historia Argentina, podría describirse a través de sus golpes y contragolpes, marchas y contramarchas.
Inmersos en ella, jóvenes idealistas de todas las épocas, buscan brindar a la sociedad en su conjunto, sus virtudes, sus valores y sus sueños.
«…Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal, de las caídas.
Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad, la bienvenida.
Eso de durar y transcurrir, no nos da derecho a presumir;
porque no es lo mismo que vivir
¡Honrar la vida!…»
Eladia Blázquez
Lucía Rivarola es una joven muy agradable, muy comprometida con el bien y los demás.
Lucía Rivarola es una joven que sin saberlo está repitiendo la vida de otra joven.
Lucía Rivarola, a los 17 años descubre que no es quien cree ser.
Porque años atrás la historia, nuestra historia, la historia argentina ensombreció.
Porque ahora, y sólo iluminando nuestro pasado, vislumbraremos el futuro.
Porque la vida es esperanza a pesar de todo.
Por eso hay que seguir volando.
¡Por la identidad!
¡Por la libertad!
¡Por la vida!
Especial para docentes! Paloma ¡Hay que seguir volando! presenta la integración de las áreas: biología, psicología, derechos humanos, sociología, ética y salud, desde un enfoque de la vida integrada.
Recomendamos a posteriori de la lectura del libro, un debate coordinado por los docentes. Para el mismo, le regalamos como ayuda, una “GUÍA PARA DEBATES”*.
… siempre me da la sensación como que quiere guardar todo como un secreto.
…como si la muerte de mamá, no fuera sólo una muerte.
…
– Y nosotros ¿qué podemos hacer ?- preguntó Lucía.
– Ayudarlos con la tarea escolar…
En la parroquia cerca de la villa, trabaja un compañero mío del Seminario. Fue él quien sugirió este trabajo comunitario.
– ¿Y dónde les daríamos las clases de apoyo?- preguntó Federico.
– En la misma parroquia, en el comedor …
…
– Que Lucía vaya, lo entiendo porque ella quiere estudiar para ser maestra, pero vos- preguntó María dirigiéndose a Blanca- ¿no querías ser médica?
– Sí ¿por?
– Porque no entiendo la relación…
– Quizás la única relación sea hacer algo bueno por otra persona-contestó Lucía.
– Eso y así construir entre todos un mundo mejor, más justo, más equitativo más… – se ilusionaba Blanca en voz alta.
– Decime ¿vos sos comunista? – preguntó Mariela con miedo.
-…no tengo ni idea lo que es el comunismo.
…
Ninguno de los chicos había estado antes en una villa de emergencia y el panorama los asustó un poco….
… El Padre Manuel no usaba hábitos eclesiásticos…
…Una hora más tarde, Juan propuso ir finalizando la tarea y reencontrarse al día siguiente para seguir.
– Chau maestra Lucía- saludaban los chicos con pegoteados besos.
– ¡Hasta mañana!- saludaba Lucía contenta.
Lo mismo sucedía con Blanca y Pablo.
¡Estaban radiantes, felices! Con esa felicidad que sólo da la tarea bien cumplida.
– ¡Esta chica se volvió loca! – Gritaba el padre de Lucía – ¡No vas! ¡No vas más a la villa!
– Pero papá- lloraba Lucía- ¿por qué?
– Porque no.
-… ¡esto es una injusticia! ¡No estoy haciendo nada malo y voy a seguir haciendo todo lo que me parezca bien!
– No mientras vivas bajo este techo.
– Entonces es muy fácil ¡me voy!
Lucía partió cerrando la puerta de un portazo.
No puede ser, pensaba el padre, no puede ser que sin haberla conocido, sea …
Esa noche, hacía fines de octubre de 1995, la noche en que Lucía abandonó su casa, Marcelo en el medio de una pesadilla, despertó a Julia con sus gritos: ¡suéltenla! ¡Hijos de puta! ¡Suéltenla!
…Parecía como acorralado, aterrado…
…
A las tres y media estaban exactamente donde Blanca quería. En la Plaza de Mayo con las Madres.
…
Se hablaba de injusticia, de represión, de campos de concentración y tortura. De la muerte de estudiantes, obreros, trabajadores, escritores, periodistas, médicos. Se veían fotos colgadas de las rejas que cuidaban la pirámide, jóvenes como ellas.
Lucía escuchaba absorta. ¿Esto pasó aquí, en Argentina? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué nunca lo estudiaron en el colegio?
¿Sus padres sabían que esto pasó aquí?
…
A la hora de la cena, Lucía apareció en su casa. Estaba pálida, llorosa y nerviosa.
– ¿Dónde estuviste? – preguntó el padre alarmado al ver el aspecto de su hija.
– Fui y volví del infierno…, estuve con Blanca y con las Madres y con los 30.000 desaparecidos y con el miedo y el espanto y la tortura y el sadismo y el diablo mismo bailando delante de mis ojos ¿por? Y vos ¿dónde estuviste en los años del Proceso? ¿Por qué nunca me contaste nada? ¿Por qué?
– Yo también estuve en el infierno.
…
Era el 27 de Junio de 1996. Se cumplían los 1000 jueves que las Madres de Plaza de Mayo marchaban pidiendo por sus hijos.
… Lucía y Blanca ya habían estado en un par de marchas pero ésta era diferente.
Al llegar a la plaza les entregaron unos pañuelos blancos para colocarse en la cabeza, similar al que identificaba a las Madres.
…
– ¡Paloma! – llamó en voz baja, casi en un susurro, una mujer detrás suyo.
– ¿Sí? – contestó Lucía dándose vuelta hacia ella.
– ¡Paloma! – Volvió a decir la mujer abrazándola- vos sos Paloma ¿no?
– No. Sí. Me llamo Lucía – dijo levantando los ojos hacia la foto que pegada sobre un cartón llevaba en alto esta señora.
¿Cómo es que esta mujer llevaba su foto?
¿Era ella?
No.
Sí.
Tal vez
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